Campenaerts: bigote, vatios y temeridad. «Esta etapa la llevaba marcando desde diciembre»


El belga, recién convertido en padre, cumplió su pronóstico: de las dudas sobre el futuro al primer triunfo de su carrera en la Grande Boucle: «Para ganar, también actué con inteligencia…»

Victor Campenaerts cambió de opinión varias veces, pero nunca dudó sobre la que habría sido su primera victoria en el Tour de Francia. «Era la etapa número dieciocho. Empecé a pensar en ella en diciembre, después de estudiar la ruta. Era exactamente la correcta». Se lo confió al equipo en enero, durante el campo de entrenamiento. «Nos dijo que tenía un sueño: ganar una etapa del Tour, esta etapa. Y hoy lo ha conseguido», afirmó su director deportivo Dirk Demol. En enero comenzó una misión monotemática: reconocimiento, preparación de vídeos, planificación minuciosa, hasta un retiro de nueve semanas en altura en el sur de España en junio, a pesar de que su pareja estaba al final de su embarazo. Sin embargo, esta obsesión no se convirtió en frenesí: Campenaerts empezó el día lleno de confianza. Y antes de bajar del autobús para ir a la hoja de firmas dijo algo que sus compañeros no entendieron. «Nunca he perdido un sprint con un grupo de dos o tres.» Se miraron y fingieron que no pasaba nada. Pero creyó en ello hasta el final. Entró en la furgoneta de treinta y seis, y luego, cuando Kwiatkowski decidió que treinta y seis eran demasiados, lo siguió y se quedó entre los tres que iban hasta la meta. «Nunca he perdido un sprint con un grupo de dos o tres.»



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