Por Sebastián Bauer
Pisadas fuertes sobre botas de plataforma altísimas, la súper lengua de Gene Simmons lamiendo las cuerdas del bajo, además de fuego y sangre falsa. Incluso después de 50 años, Kiss todavía sabe cómo funciona un espectáculo de rock adecuado.
En su gira de despedida, los cuatro hombres enmascarados en Max-Schmeling-Halle confiaron en el probado y comprobado el jueves por la noche. La lista de reproducción y la apariencia apenas han cambiado en los últimos años. Pero, ¿por qué debería hacerlo, si así es como funciona?
Ya con el clásico de apertura “Detroit Rock City”, donde la banda flotaba en la sala sobre plataformas voladoras, Kiss Army en la sala estaba en fila jubilosamente. Simmons escupió fuego, luego incluso sangre falsa.
Tommy Thayer disparó cohetes con su guitarra al ritmo de “Cold Gin”. Y ‘Starchild’ Paul Stanley flotaba por la habitación en un trapecio como en los viejos tiempos.
Al final, por supuesto, “estoy hecho para amarte”. ¡Beso, te extrañaremos mucho!