Existe la amenaza de un nuevo grupo de ‘pobres’ entre las jóvenes. Las organizaciones de pobreza y las escuelas ven cada vez más adultos jóvenes que ya no pueden comprar sus productos menstruales y, por lo tanto, regularmente se mantienen alejados de la escuela. “Es más fácil decir que estás ‘enferma’ que decir que no pudiste comprar tampones”.
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