Un gigante de Mississippi tan grande como ágil, que sólo tuvo una desgracia: pelear en los pesos pesados en la era de Ali y Frazier…
Una montaña de carne de Mississippi: lógicamente, pocas otras definiciones podrían ser tan aptas para definirlo, él que tenía los ojos de alguien que nunca debería encontrarse en un callejón oscuro y el tamaño para ocupar todo ese callejón. Siempre dispuesto a tirarle a su oponente todos los kilos que llevaba consigo, los que le harían compañía por el resto de su vida. En su metro setenta y cinco de altura, había un andamiaje de músculos vidriados por una capa de grasa que hacía fluctuar su peso de ciento diez a ciento veinte kilos, en la circunferencia de una cintura que daba la impresión de que No podría haber caído ni siquiera si le hubieran disparado desde un asiento en las primeras filas. Si la fuerza no podía ser noticia, su movilidad en proporción era sorprendente; quizás esta fuera la característica de Buster Mathis que más desorientaba a quienes se encontraban frente a él. Muchos cayeron bajo su corpulencia y sus golpes; todos tuvieron que trabajar contra él durante una carrera que podría haber durado más si no hubiera sido también una metáfora del poco tiempo que habría tenido para pisar la tierra con todo su corpulencia.