Bruselas lanza una controvertida propuesta de compromiso sobre el precio máximo del mercado del gas


Con un nuevo instrumento, la Comisión Europea quiere poder intervenir si el precio del gas en Europa supera los 275 euros el megavatio. El martes, la comisaria europea Kadri Simson (Energía) presentó el llamado ‘mecanismo de corrección de precios’, con el que quiere poder limitar el precio en el mercado TTF que opera desde los Países Bajos a partir del 1 de enero en casos extremos. El plan dará lugar a mucha discusión el jueves durante una reunión de ministros de energía europeos.

Después de todo, la propuesta es controvertida y representa un nuevo paso en la dirección de la participación directa del gobierno en el mercado europeo del gas. Con el instrumento, Bruselas quiere responder al llamado fanático y persistente de un grupo de Estados miembros por un ‘precio máximo’ europeo.

Techo alto

Pero es poco probable que este grupo esté satisfecho con esto: el precio máximo propuesto ahora es tan alto que es cuestionable si alguna vez se tocará el techo. Al mismo tiempo, estados miembros como los Países Bajos y Alemania siguen siendo extremadamente escépticos sobre las posibles consecuencias negativas de esta forma de intervención en el mercado.

Para disipar esas preocupaciones, Bruselas enfatiza constantemente que el máximo solo se establece en casos excepcionales. Por un lado, el precio en el mercado TTF, que es decisivo para Europa, debe promediar al menos 275 euros por megavatio hora durante dos semanas. Además, la diferencia con el precio pagado en otros lugares por el gas LNG debe haber sido superior a 58 euros durante diez días. Si se cumplen ambas condiciones, el mecanismo de corrección de precios debería entrar en vigor automáticamente, para dar claridad a los comerciantes por adelantado. Al mismo tiempo, el instrumento se apaga automáticamente si la diferencia con el precio mundial del gas se vuelve demasiado pequeña.

El mecanismo debe ser temporal y desaparecer al cabo de un año

“No estamos fijando el precio del gas artificialmente bajo”, dijo Simson en una conferencia de prensa el martes. “Este es un último recurso si el nivel de precios se vuelve excesivo”. El susto en Europa sigue siendo el pasado agosto, cuando el precio del gas tocó techo durante un día a 314 euros el megavatio hora: casi 15 veces más que la media a largo plazo.

Sorprendentemente, la Comisión tuvo que admitir el martes que el nuevo mecanismo no habría entrado en vigor ni siquiera en ese momento. Plantea la cuestión de si alguna vez se alcanzará el ‘techo’. El precio del gas oscila desde hace semanas en torno a los 120 euros. Al mismo tiempo, Simson especuló el martes sobre un año mucho más difícil por delante, ahora que el flujo de gas de Rusia se ha secado casi por completo.

Seguridad de entrega

La vinculación con el mercado mundial del gas debe evitar que el precio máximo ponga en peligro la seguridad de suministro de Europa. Para evitar riesgos y convencer a los estados miembros escépticos, Bruselas también ha incorporado una gran cantidad de frenos de emergencia que puede activar para desactivar el techo. Por ejemplo, si el consumo de gas en Europa aumenta repentinamente en exceso. O si el seguimiento del mercado muestra que la seguridad del suministro de Europa está amenazada y los buques cisterna de GNL, por ejemplo, se dirigen en masa a Asia. El mecanismo debe ser temporal y desaparecer al cabo de un año.

En los últimos meses, las tensiones sobre el enfoque correcto de la crisis energética europea han aumentado considerablemente, siendo el precio tope para el mercado del gas el principal punto de discusión. Un grupo de 15 Estados miembros exigieron ese precio máximo el mes pasado, mientras que otro grupo de países, incluidos los Países Bajos y Alemania, tienen poco interés en ello. Polonia, Italia, Grecia y Bélgica en particular siguen luchando ferozmente por el techo. El grupo, apodado por los diplomáticos como los ‘cuatro fanáticos’, amenazó en los últimos días con bloquear otras medidas energéticas si no se presentaba ninguna propuesta para un tope de precios.

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No está claro si estarán satisfechos con esta propuesta, especialmente ahora que parece que ni siquiera habría empujado a la baja los picos del año pasado. Al mismo tiempo, Alemania y los Países Bajos, entre otros, se mantienen escépticos. Por un lado sobre la necesidad de intervenir en el mercado ahora que los precios ya han caído con fuerza, y por otro lado sobre las posibles consecuencias que puede tener tal intervención.



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