Bruselas abre con fondos de la UE, pero con una mini dote


El techo fijado por la Comisión Europea sobre el uso de los fondos estructurales para la emergencia energética reduce en gran medida las ambiciones iniciales de Fratelli d’Italia. Los 40 000 millones a nivel europeo, indicados en el paquete de medidas contra las facturas caras (ver el artículo de la página 4) son algo más del 10 % del presupuesto de la política de cohesión 2014-2020 y se reducirían a 3-4 000 millones en el escenario italiano. Siempre que se llegue a un acuerdo con las Regiones individuales con las que se deberá acordar la reprogramación de los fondos aún no utilizados. Estamos muy por debajo de los 20.000 millones de euros que algunos miembros del partido que ganó las elecciones y que con Giorgia Meloni dirigirán el gobierno, proferidos entre dientes en las últimas semanas. Ciertamente, sin embargo, las relaciones diplomáticas tejidas en las últimas semanas, también por Raffaele Fitto, eurodiputado, copresidente del grupo de los conservadores europeos y probable nuevo ministro de asuntos de la UE, han dado en el blanco dada la apertura de la Comisión de la UE al uso de al menos una parte de los fondos, según confirmaron ayer la comisaria Elisa Ferreira y Alves Cordeiro, presidente del Comité Europeo de las Regiones. Una medida que forma parte del paquete de propuestas de la UE para combatir la energía cara, con posible uso por tanto para familias y empresas, y que luego pasará por el Parlamento y el Consejo de la UE. La propia Ferreira confirmó (ver Il Sole-24 Ore del 30 de septiembre) que el programa REpowerEu podría estar sobre la mesa para recuperar recursos. “Sabemos que el Parlamento Europeo propondrá algunas ideas en su contribución sobre REpower”, dijo el comisario de Cohesión. Fitto firmó las enmiendas que apuntan a la posibilidad de que los Estados miembros soliciten la reasignación en REpowerEu tanto de los recursos en préstamo del PNR que aún no se han comprometido como los de 2014-2020 para los que no hay compromisos jurídicamente vinculantes.

Por el momento, en lo que respecta al uso italiano de los fondos estructurales 2014-2020, el último seguimiento de la Oficina de Contabilidad del Estado se actualiza al pasado mes de abril. Teniendo en cuenta los pagos realizados y sin contar la integración que hubo entonces con el fondo React-Eu, a la meta de 2023 (último año para informar) todavía quedan 30.300 millones de Fesr y FSE de los cuales 22.000 millones de la UE y el resto nacionales co- financiación. En cambio, los fondos no comprometidos ascienden a 14 200 millones FEDER y FSE (de los cuales 10,3 de recursos de la UE y el resto cofinanciados).

Sin embargo, como se mencionó, la Comisión de la UE propone un «tope» para el uso de los fondos. Para Italia, el 10% supondría un techo de 3.400 millones considerando únicamente los fondos FEDER y FSE que deberían ser objeto de reprogramación. Y en todo caso, para definir una figura determinada, no se necesitará un simple paso con las Regiones, así como con los ministerios, dueños de la gestión de los programas individuales. También ocurrió con la reprogramación permitida por Bruselas de gastos relacionados con la crisis sanitaria y económica desencadenada por la pandemia. En aquella ocasión, el gobierno de Conte trajo a casa algo menos de 12.000 millones, de los cuales 5.400 millones de los programas ministeriales y 6.500 millones de los autonómicos.

El probable nuevo ministro de Asuntos Europeos, Fitto, registró ayer como un primer éxito el anuncio de Ferreira, que «va en la dirección deseada por Giorgia Meloni y los Hermanos de Italia para otorgar una mayor flexibilidad, a través del instrumento RepowerEu, en el uso de los recursos de la política de cohesión 2014-2020, para hacer frente a la costosa energía como se hizo por el Covid y la emergencia de los refugiados ucranianos”.



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