Bonita: "Es un Italvoleibol fuerte y lo sabe: oro mundial, gol lógico"

El técnico del único oro azul, en 2002: “Como el mío es un grupo que viene de lejos, algunos juegan juntos desde las categorías inferiores”

Gianluca Pasini

25 de septiembre
– Milán

El 15 de septiembre de 2002 en Berlín, Italia ganó su primera Copa del Mundo femenina: sorprendió a todos al vencer a Estados Unidos en la final. En el banquillo de ese equipo estaba Marco Bonitta, el primer técnico italiano en ganar el oro. Es el protagonista de varias temporadas del voleibol italiano. Bonitta, hoy lidera a la Eslovenia que acaba de clasificarse para la Eurocopa 2023, ¿cómo ves a esta Italia?

“Lo veo muy bien. Parece querer echársela al equipo de Davide Mazzanti, pero es un equipo que tiene mucho talento, mucha fuerza física y, aunque joven, con mucha experiencia. Ganó el último Europeo y la última Nations League. Tiene un largo recorrido juntos que viene, en algunos casos, incluso desde las canteras”.

“Además, tiene una gran conciencia. Nuestra victoria fue creada durante la Copa del Mundo. Este equipo, por otro lado, se propone ganar. Y en mi opinión tiene esa dosis de todas las cualidades que necesitas. No puede evitar pensar en ir y hacerlo. Creo que ellos también lo saben, lo puedo ver en las declaraciones”.

¿No puede todo el peso de un pronóstico favorable repercutir negativamente en el equipo en un Mundial tan largo y con tantos rivales?

“En mi opinión no es una carga. Creo que la conciencia es algo hermoso. Está claro que hay un pensamiento que dice “y si no gano después de estos pronósticos ¿qué pasa?” Pero la influencia positiva de esta conciencia es mayor. “Soy el más fuerte y quiero demostrarlo”. Y en el equipo hay gente que tiene “talento moral”. Hay chicas como Paola Egonu que se saben muy fuertes o las más fuertes. No es bravuconería, es la realidad. Además teniendo en cuenta que este equipo también ha sufrido alguna paliza, por lo que sabe lo que está viviendo. Y luego necesitas esas derrotas”.

¿Encuentra analogías o similitudes entre esta Italia y la de 2002?

“Sí, ambos son grupos que vienen de lejos. Muchas chicas de generaciones parecidas, como había pasado para el grupo de 2002. Con una diagonal, Orro-Egonu, que juegan juntas desde los juveniles, como pasó en su momento con Togut y Lo Bianco”.

También fuiste testigo del relevo generacional en el banquillo que ayudó a generar este equipo. Ya que fuiste tú quien echó a Orro y Egonu en seniors a los 16…

“Ha comenzado un cambio desde 2014. Hasta ese momento la generación dorada había sido protagonista en 2002. Lo Bianco, Togut, Piccinini, Del Core y muchos otros. El cambio comienza entre 2014 y 2016. Ese equipo que luego se clasificó para Río. Los resultados en los Juegos fueron negativos, pero en esa Olimpiada 4 de los jugadores de hoy eran titulares. En la generación del 2002 ya me había encontrado con el relevo generacional ya hecho, con este grupo fue diferente”.

¿Cómo recuerda aquel Mundial de hace 20 años?

“Como si fuera ayer. Recuerdo casi todo, detalles que se me quedaron grabados. Cosas que resurgen. No se ha cancelado casi nada”.

Una victoria que marcó época para el voleibol. ¿Para ella?

“En ese momento apenas me di cuenta de lo que significaba ganar la Copa del Mundo. Nuestro objetivo era ganar una medalla. Nos lo decíamos casi todos los días. Para mí fue la culminación de un viaje que comenzó en 1996-97 cuando cambié a mujer. También fue la confirmación de que podía llevar a un equipo de primer nivel a una victoria prestigiosa. Y si en Bérgamo hubiera manejado un grupo de jugadoras de Kirillova muy fuertes, las cubanas, las mejores azules. Se había construido un proyecto con esa Italia. Y en este camino habíamos ganado, el año anterior, una plata europea detrás de Rusia. Nos había dado conciencia”.

Cuál era la fuerza de ese equipo.

“Fue poder gritar a sí mismos y al mundo entero, que incluso las niñas, no solo los niños italianos, podrían estar en la élite mundial. Era la demostración de que el voleibol también era un deporte ganador para las mujeres, no solo destacable por motivos estéticos. El deseo de afirmación que tenía ese grupo fue decisivo. Un grupo de granito, un verdadero capitán (Manu Leggeri, ed) que tenía un poco más de experiencia. Y luego había un buen grupo también en la plantilla”.



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