Bolsonaro no niega la derrota: «Sigo la constitución»

Lula recibió el 50,9 por ciento de los votos, Bolsonaro el 49,1 por ciento. Durante mucho tiempo no estuvo claro si Bolsonaro aceptaría su derrota. En el período previo a las urnas, el político de derecha radical había declarado que solo podía perder a través del fraude electoral. También sugirió que no se resignaría a la derrota, algunos incluso temían un golpe de Estado.

Apenas unas horas antes de su discurso, el ministro de comunicaciones de Brasil ya había indicado que el presidente no impugnaría el resultado. El propio Bolsonaro agradeció a los votantes que votaron por él.

“El presidente me ordenó por ley iniciar el proceso de transferencia” con el equipo de Lula, dijo poco después su jefe de gabinete, Ciro Nogueira. El recién electo vicepresidente Geraldo Alckmin fue nombrado el martes como coordinador del equipo de transición que allanará el camino para la transferencia del poder.

Bolsonaro también indicó que las declaraciones de apoyo a él deben ser «pacíficas». Inmediatamente se rebeló contra los tranques -“métodos de izquierda”- que “impiden la libre circulación” en casi todo el país. «Los movimientos populares son fruto de un sentimiento de indignación e injusticia por la forma en que ha ido el proceso electoral», agregó.

Anteriormente, los camioneros bloquearon las carreteras de todo el país para mostrar su apoyo a Bolsonaro. El presidente recortó los precios del diesel y los camioneros son un grupo importante entre sus seguidores. La policía brasileña finalmente disparó gases lacrimógenos para levantar las barricadas.

En total, hubo unos 267 bloqueos, en al menos 22 de los 27 estados. Entre otras cosas, se bloqueó la carretera entre las dos ciudades más grandes, Río de Janeiro y São Paulo. También lo hizo la principal vía de acceso al Aeropuerto Internacional de São Paulo. Los supermercados brasileños enfrentaron problemas de suministro y pidieron a Bolsonaro que solucione el problema.

Como nuevo presidente de Brasil, Lula tiene la tarea de devolver la unidad a su dividido país. El hombre de 77 años ya extendió la mano en su primer discurso tras su victoria electoral. «Gobernaré no solo por las personas que votaron por mí, sino por los 215 millones de brasileños», dijo.

Lula destacó que su principal batalla será contra el hambre y la pobreza. Actualmente, más de 33 millones de brasileños están por debajo del umbral de la pobreza, un número que ha aumentado considerablemente bajo Bolsonaro. “No debemos considerar normal que millones de hombres, mujeres y niños no tengan qué comer o que coman menos de lo que necesitan”, dijo.