El sábado, el ex director general de VDL, Wim van der Leegte, de Duizel, fue enterrado en un círculo privado. Van der Leegte estuvo durante muchos años al frente de una empresa que consta de unas 100 empresas, dieciséis mil empleados y una facturación de 5,8 mil millones de euros. Frits Conijn, periodista de Het Financieele Dagblad, escribió en 2018 la biografía ‘Wim van der Leegte: cómo un hombre de familia de Brabante ayudó a los Países Bajos a encontrar trabajo’. ¿Una lección que cree que podemos aprender de Wim? “Sed modestos y pensad bien”, dijo Conijn el domingo en el programa de entrevistas KRAAK. de Omroep Brabante.
El periodista Frits Conijn se pregunta cómo alguien consigue construir una empresa tan grande desde cero. Le fascinó inmensamente y por eso decidió escribir un libro sobre ello. “Wim estaba muy orgulloso de su empresa y quería hablar de ello. Recuerdo los viajes que hacíamos a sus empresas, a sus caballos. Lo pasé muy bien allí”.
Wim se hizo cargo de la empresa de su padre a la edad de 19 años, pero ésta generaba pérdidas. “Su padre era muy técnico, pero no era un empresario nato. Tenía miedo de los contratiempos y por eso nunca entró en el departamento de administración.”
Wim decidió entonces abordar este problema. “Primero calculó lo caro que era fabricar algo y si los clientes estaban dispuestos a pagar ese precio. Si no, no lo iba a fabricar”. Pero, según Conijn, Wim no sólo se dedicaba a esto por el dinero. “Tenía muchas ganas de crear una empresa familiar. Le preocupaba más el prestigio de la empresa, la grandeza, los empleados. Le encantaba el juego del espíritu empresarial”.
“Vio oportunidades y se atrevió a aprovecharlas”.
Según Conijn, Van der Leegte no era sólo un hacedor. “También era un verdadero pensador. No a nivel académico, sino pragmático. Su sentido común era perfecto”. Cuando a una de sus empresas no le iba bien, Van der Leegte no se rindió. “Se atrevió a mirar más allá, vio oportunidades y también se atrevió a aprovecharlas. Realmente tuvo valentía”.
Además de su espíritu emprendedor, Van der Leegte también era una persona sociable, algo que Conijn notó durante sus numerosas visitas. “Siempre fue un placer. Nos quitamos los zapatos, movíamos por la oficina en medias. Él mismo preparaba las tazas de té y así recibía a todos sus invitados”.
“Nadie le tenía miedo”.
Conijn no tuvo la sensación de estar visitando a una de las personas más ricas de los Países Bajos. “No, no, ciertamente no era un idiota que hacía alarde de su riqueza, al contrario.” Cuando Wim caminaba por las fábricas, todos hablaban con el director general. “Nadie le tenía miedo. Rara vez impresionaba. Por eso siempre recibía información de primera mano”.
El periodista del FD espera que el hijo de Wim, Willem, siga al frente de la empresa de la misma manera. “Se parecen mucho y tienen la misma forma de pensar. Espero que continúe en la empresa como Wim. Lo extrañaré”.
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