Bélgica pierde la cerveza trapense: Achelse Kluis y la cervecería vendidas al empresario

La abadía estuvo a la venta durante algún tiempo y ahora se ha firmado un acuerdo con el empresario de Kempen, Jan Tormans. “Compré todo el sitio, tanto la antigua como la nueva abadía y la cervecería”, confirma el propio Tormans en De Tijd. Tormans dice que tiene planes ambiciosos para el sitio: quiere expandir aún más la cervecería y aumentar significativamente la producción en los próximos años. Quiere convertir los edificios de la abadía en un centro de reflexión y conferencias, se construirá un nuevo restaurante en el lugar y Tormans también tiene planes para una quesería, una panadería y una destilería de whisky.

Debido a que la abadía terminará completamente en manos privadas, las cervezas trapenses Achelse pronto perderán su reconocimiento oficial. Una cerveza solo puede llamarse ‘trapense’ si es elaborada por monjes de la orden de los cistercienses. Hace unos años, la cerveza ya perdió su etiqueta ATP (Auténtico Producto Trapense) cuando los dos últimos padres se trasladaron a la abadía de Westmalle, donde pertenecía hasta ahora el Achelse Kluis. Debido a esa conexión con Westmalle, todavía se permitía usar el nombre ‘trapense’.

“De vez en cuando un sacerdote de esa abadía venía a revisar el proceso, por lo que todavía podría llamarse trapense, pero eso ahora también es cosa del pasado”, dice Tormans. Nada cambiará en la cerveza en sí, asegura.

Debido a que Achel ha sido eliminada de la lista trapense, pronto solo quedarán cinco cervezas trapenses en Bélgica: Westmalle, Westvleteren, Orval, Chimay y Rochefort. En los últimos años se han sumado cada vez más trapenses extranjeros, como Tre Fontane (Italia), Engelszell (Austria) y Tynt Meadow Trappist Ale (Reino Unido).

Hay tres condiciones para llamar a una cerveza ‘Trapense’:

• La cerveza solo puede elaborarse dentro de los muros del monasterio o ‘en las inmediaciones de la abadía’.

• La producción es realizada por o bajo la supervisión de los monjes.

• Los ingresos sólo pueden utilizarse para ‘las necesidades de la comunidad monástica, para la solidaridad dentro de la orden trapense, para proyectos de desarrollo y fines caritativos’.



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