El contrato da luz verde a las empresas belgas para competir por contratos en la cadena de producción del F-35, además de las medidas acordadas al comprar el avión de combate. Debería permitir que la industria aumente sus oportunidades en Lockheed Martin, por ejemplo, a través de contactos con los departamentos correctos y un acceso más fácil. El fabricante de aeronaves también informará periódicamente sobre las posibilidades que ofrece el acuerdo.
El contrato de tres años está financiado por el FPS Economy en dos años: 1.512.000 euros en 2023 y 738.000 euros en 2024. “Este contrato es ambicioso y prometedor. Principalmente queremos optimizar los beneficios económicos potenciales para Bélgica. El objetivo es dar acceso a este nuevo mercado a nuestras empresas vinculadas al F-16, así como a cualquier otra empresa de nuestro país que tenga know-how y tecnología en este campo”, dice Dermagne (PS).
En octubre de 2018, Bélgica ordenó 34 aviones para reemplazar los F-16. Los dos primeros dispositivos deberían entregarse este año. Para 2030, el ejército belga debería tener todos los aviones disponibles.