Ballotta atacada por un miembro de la ‘Ndrangheta tras una estafa de 5.000 euros

El ex portero de la Serie A había pedido ayuda a un intermediario para que le ayudara a saldar una deuda de 250.000 euros con un banco

En los últimos días se ha hablado mucho de Giuseppe Bruscolotti, víctima de la usura. Hoy, por la misma razón, el nombre de Marco Ballotta, ex portero de Bolonia, Parma, Módena, Lazio e Inter, aparece entre las personas engañadas y amenazadas por integrantes de la ‘ndragheta. En apuros por un problema económico, Ballotta había pedido ayuda a un intermediario para cubrir los 250.000 euros de deuda acumulada en un banco. Se le dice el nombre de Giovanni Batista Moschella, afiliado a un clan criminal.

contacto

Moschella a su vez lo pone en contacto con Roberto Radici, quien -por 5.000 euros- le dice que puede negociar con el gerente del banco. Una vez que se han recogido los 5000, Radici desaparece. Pasan unos meses y Ballotta descubre que el mencionado tiene una oficina en Módena. Ante las acusaciones del ex portero, Radici lo invita a salir a la calle, donde encuentran a Moschella esperándolos, quien acusa a Ballotta de haber hablado mal de él, metiéndolo en problemas con gente de Módena con la que quería hacer negocios». «¿Quieres que te envíe a alguien? Ten cuidado», lo amenaza Moschella, luego lo golpea dos veces en el pecho. Ballotta se va y da por perdidos esos 5.000 euros.

frases

Los investigadores creen que esta era una práctica utilizada con frecuencia por el clan. En las tarjetas se pueden leer frases como “Yo antes que devolverte la empresa la quemo con gasolina”. O de nuevo: «Si recurre a un abogado, sepa que habrá consecuencias», palabras pronunciadas por Francesco Patamia, un gerente con manos en la política también. Mismo modus operandi para Saverio Serra, otro sospechoso: «Te voy a cortar la cabeza, no sabes contra quién juegas, me hago justicia», dirigido a una mujer que debería haberle vendido una casa, a pesar de que Serra no había obtenido la hipoteca para pagarlo. Unos días después, el desafortunado automóvil fue incendiado. De ahí la intervención de Hacienda, aún sin la denuncia de la mujer, que temía represalias.



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