Toqué con mi banda en una fiesta. La audiencia era de 60, a menudo más de 70. Eso encaja perfectamente porque nuestra música es muy similar a la música de principios de los 70. Pronto una mujer empezó a bailar y eso tuvo un efecto contagioso en el resto de la sala. Había un poste en el centro de la habitación. Ella giró alrededor de la barra como una bailarina de barra. Se veía muy alegre. Durante el descanso me acerqué a ella para darle las gracias. Ella dijo: “Normalmente tengo un andador, tengo que aguantar todo el tiempo, de lo contrario me daré la vuelta”.
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Una versión de este artículo también apareció en el diario del 18 de junio de 2022