El 3 de julio, Marcel, de 83 años, murió tras ser atropellado por el automovilista de 81 años en Saint-Malo. El accidente podría haber terminado aún más trágicamente, porque la nieta de 13 años de la víctima también resultó herida. El adolescente salió lanzado a varios metros de distancia, pero sobrevivió milagrosamente al accidente.
El conductor que provocó el accidente ya había matado a un peatón de 80 años tres meses antes en el mismo bulevar. Pero como el juzgado no le había revocado el permiso de conducir tras el primer accidente, se le permitió seguir conduciendo, informa el canal francés ‘RMC’.
En Francia, el permiso de conducir no se retira automáticamente en caso de accidente mortal.
Esto es incomprensible para los familiares de la segunda víctima. “La policía debería haber retenido la licencia de conducir de este hombre. No entiendo por qué no lo hicieron. ¿Cómo puede la policía, el sistema judicial, permitir que el perpetrador de un asesinato siga conduciendo, aunque sea involuntariamente? se pregunta May Sarah Vogelhut, la abogada de la hija de Marcel. “No podemos traer de vuelta a Marcel con esto, pero tenemos que asegurarnos de que esto no vuelva a suceder. Nunca más”, concluye el abogado.