Autobiografía de Jacobs: Marcell cuenta todos sus «Flashes»

Publicado por Piemme, desde el martes está en las librerías, desde el miércoles también en los quioscos junto con La Gazzetta dello Sport. El campeón olímpico, en cautivadora obra, cuenta su historia en 360°

«¡Colocar! Yo disparo. Salida válida. Mi punto de referencia es Simbine, el sudafricano al que nunca le gané hasta la semifinal hace apenas dos horas. Después de 15 metros me doy cuenta de que está más atrás. Por el rabillo del ojo, a mi derecha, donde están todos los demás, solo veo a Kerley, que está a la misma altura que yo. Lo veo, lo veo… En un momento dado ya no lo veo. Dios, pienso, esto realmente está sucediendo. Estoy corriendo muy duro, rebote en la pista que es una belleza, ni siquiera siento fatiga, solo una gran ligereza. Y a diferencia de la semifinal, ahora corro y los demás me persiguen. Mi conducción es suave y técnicamente correcta. Llego a los últimos 10 metros, estoy delante, cuando me lanzo a la línea de meta solo giro a la derecha para estar seguro de que mi percepción es correcta. Cruzo la línea de meta. Yo lo hice, nosotros lo hicimos».

La obra

Es la historia de Marcell Jacobs de la final olímpica de los 100, tal y como proponen las páginas de «Flash – My story», una autobiografía publicada por Piemme (escrita en colaboración con Marco Ventura) desde el martes en las librerías y desde el miércoles también el quioscos junto con La Gazzetta dello Sport. Hay de todo sobre el campeón de Brescia, que se propone con sinceridad y sin esconder nada. Está la figura pública Jacobs y la privada Jacobs. Está el niño Marcell y el hombre Marcell. Siempre él mismo, en cada edad de la vida y en cada circunstancia. Es un libro completo, lleno de anécdotas, reflexiones, episodios inéditos. Sobre todo en referencia a los años de la adolescencia, los de una relación muy estrecha con la madre Viviana y la ausencia del padre. La obra – detallada y precisa incluso en las partes deportivas – tiene un desarrollo cronológico, interrumpido sin embargo por continuos destellos – de hecho – que hacen la lectura apasionante y cautivadora. La familia (el abuelo Osvaldo, el tío Giancarlo y la prima Elia al frente), los amigos, la escuela, las gallinas de la abuela Rosanna, la pasión por los motores, las vacaciones, los viajes. Los hermanos Nicolò y Jacopo. Y luego el atletismo. Mucho atletismo. Desde el estadio Tre Stelle / Francesco Ghizzi en Desenzano del Garda hasta el Nacional en Tokio. Desde el primer instructor, Adriano Bertazzi, que hoy entrena a Jeremy, el hijo mayor, hasta Paolo Camossi, el entrenador dorado. De la pasión por Carl Lewis a la de Usain Bolt. Desde el amor por Nicole, hasta el nacimiento de Anthony y Meghan.

El proceso

“He vivido con su ausencia desde que recuerdo estar vivo -escribe Marcell sobre su padre-. Tuve que lidiar con este vacío para convertirme en mí mismo». Un proceso específico también lo transformó como atleta. Hasta el oro olímpico. Hasta el mayor éxito. Sí, Marcell lo hizo.



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