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Los fiscales austriacos ordenaron una investigación sobre la muerte de un funcionario del gobierno que fue suspendido mientras era investigado como parte de una extensa investigación sobre corrupción política de alto nivel.
El viernes fue descubierto el cuerpo de Christian Pilnacek, el funcionario de más alto rango del Ministerio de Justicia y un importante aliado del ex canciller austriaco Sebastian Kurz.
Los medios austriacos informaron que se suicidó, pero la policía no ha confirmado las circunstancias de su muerte y los fiscales ordenaron una autopsia el lunes.
La policía arrestó a Pilnacek por conducir ebrio el jueves por la noche después de conducir en sentido contrario por una autopista de camino a su casa en la región vinícola de Wachau, en las afueras de la capital. Había asistido a una cena en un restaurante italiano de lujo en Viena y a una recepción con bebidas en la embajada de Hungría.
Los fiscales anticorrupción habían estado investigando si Pilnacek había intervenido en casos judiciales delicados para servir a los intereses de políticos y empresarios cercanos a Kurz y su conservador Partido Popular (ÖVP), como un elemento de una investigación multifacética sobre corrupción política bajo la ex canciller.
Pilnacek fue suspendido de su cargo de secretario de Estado en el Ministerio de Justicia en 2021, pero negó enérgicamente las acusaciones en su contra.
Kurz dimitió ese mismo año en respuesta al escándalo más amplio.
Pilnacek, que alguna vez fue una poderosa eminencia gris dentro de los pasillos del poder de Viena (apodada por los críticos “el ministro de justicia secreto”), se vio arrojado a la luz pública debido a la investigación. Se filtraron mensajes de sus teléfonos, incautados como parte de la investigación, que pintaban un cuadro escabroso de sus maquinaciones políticas y su lealtad al ÖVP.
Kurz se encuentra actualmente siendo juzgado en Viena acusado de engañar a una investigación parlamentaria especial sobre corrupción. El sábado elogió a Pilnacek como un jurista incomparable que había servido a su país con distinción.
«Aunque en Austria nos gusta enorgullecernos de ser un Estado constitucional desarrollado que defiende los derechos humanos, algunos son tratados como si todavía viviéramos en la Edad Media, donde la gente es ridiculizada y humillada públicamente», afirmó Kurz.
Otros ex altos funcionarios también se han visto envueltos en el escándalo de corrupción. Thomas Schmid, un exfuncionario del Ministerio de Finanzas que fue director del fondo soberano austriaco ÖBAG, se vio obligado a dejar su cargo en 2021. El año pasado, Schmid acordó convertirse en testigo de la Corona en la investigación.