Así nació hace 40 años la cruzada contra las celebraciones desenfrenadas. Y así naufragó


Está prohibido abrazarse tras el gol o celebrar durante demasiado tiempo: la guerra contra las celebraciones tras el gol comenzó con un comunicado. Pero no duró mucho

Hace cuarenta años, la FIGC prohibió los abrazos después de un gol, las celebraciones prolongadas, todas esas escenas folclóricas que ya -desde hace algunos años- formaban parte integrante del espectáculo futbolístico. En el comunicado oficial se decía que la intención era «proteger el sentido común de la sobriedad» y que ya no era aceptable perder el tiempo de forma tan evidente. De la serie: tampoco payasos. En realidad, la UEFA, que había iniciado esta inoportuna cruzada a finales del verano de 1984, había instado a la FIGC a recomendar que todas las federaciones europeas actuaran en consecuencia. Fue una auténtica declaración de guerra al drama.



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