Así comentó Petri Kontiola a su enamorado: «Es una burla a tu propio tobillo cuando empiezas a ladrar a los demás»


Petri Kontiola admitió que las emociones deberían haberse controlado mejor en un lugar estrecho.

Petri Kontiola estaba nervioso contra Tappara.  El delantero estrella luce el casco dorado de Ilves y es quinto en el mercado de puntos de la liga SM.

Petri Kontiola estaba nervioso contra Tappara. El delantero estrella luce el casco dorado de Ilves y es quinto en el mercado de puntos de la liga SM. Mika Kylmaniemi / AOP

Casco dorado de Ilves La compostura de Petri Kontiola falló en los momentos decisivos de un candente partido local, cuando golpeó con su bate una fisura visible en el plexiglás de la pista del Nokia Arena.

Al final del partido, Kontiola se sentó en el hielo por una mala conducta, mientras que Ilves buscaba el empate. No sucedió y Tappara ganó 2-0.

– Pues sí, los nervios se fueron. Aprendemos de los errores y esto fue todo, prosiguió Kontiola tras su reconciliación.

La quema de Kontiola se debió a un pitido de fuera de juego muy certero. Si no se hubiera pitado el fuera de juego, el defensa de Ilves Otto Latvala hubiera podido disparar desde el primer puesto.

Kontiola no dio su propia evaluación, ¿Sonó correctamente el silbato?

– No sé, no importa. No tiene sentido decir nada aquí, porque es una burla a tu propio tobillo cuando comienzas a ladrar a los demás.

– Aún así, fuera de juego o no, podría haber hecho mis acciones un poco mejor, admitió Kontiola.

Kontiola reconoció a Tappara, quien mantuvo a Ilves firme en sus dedos de los pies durante todo el partido, por una gran actuación.

– Tappara fue un oponente malditamente difícil, juegan con mucha confianza.

La dura lucha similar a la de los playoffs inevitablemente planteó la pregunta de si Ilves tiene la capacidad suficiente para doblegar a una máquina dura como Tappara.

– Sólo tienes que moler. El primer set fue realmente bueno y nos metimos bien en el juego. Kaveri es un buen equipo, hay que pensar en las sopas adecuadas para vencerlos, pensó Kontiola.



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