Aranceles a los automóviles chinos y una Unión poco unida


Es el día de los aranceles europeos a los coches eléctricos chinos.

Y es una historia significativa y ejemplar de lo que es hoy la Unión Europea.

El Comité de Defensa Comercial de los 27 países de la UE votó sí a la introducción de derechos adicionales de hasta el 36% que se suman al 10% ya vigente.

Hungría ha dicho que está en contra y teme una nueva guerra fría comercial con China; Alemania votó en contra porque le preocupa tener que pagar impuestos sobre los automóviles que produce en China y que importa a Europa (Alemania produce 6 millones de automóviles allí). A España le preocupan las represalias chinas con los derechos sobre la carne de cerdo (que Madrid exporta más de 260.000 toneladas al año, un mercado enorme). La CNA ya ha amenazado con represalias comerciales sobre el coñac y los productos lácteos, medidas para Francia e Italia que votaron a favor.

La reacción europea se justifica por el hecho de que la invasión de automóviles fabricados en China está fuertemente subvencionada por el gobierno de Pekín (la estimación es de 231 mil millones de dólares en 15 años), lo que distorsiona la competencia.



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