Arabia Saudita y Canadá acordaron restablecer relaciones diplomáticas plenas casi cinco años después de que Riad degradara los lazos con Ottawa por las críticas al historial de derechos humanos del reino.
El acercamiento se produce después de una serie de propuestas de Arabia Saudita para resolver las disputas que marcaron los primeros años del ascenso al gobierno del príncipe Mohammed bin Salman, mientras Riad ahora se enfoca en sus planes de reforma económica y en atraer inversiones extranjeras.
La disputa con Ottawa se desató en 2018 después de que la embajada de Canadá en Riyadh escribiera una publicación en árabe en Twitter criticando la detención de activistas.
Arabia Saudita congeló los acuerdos comerciales con Canadá, retiró a su embajador y prohibió el regreso del embajador canadiense, que estaba de viaje en ese momento. Arabia Saudita también canceló un programa de becas en virtud del cual miles de sus estudiantes asistían a universidades canadienses.
Los ministerios de Relaciones Exteriores de Arabia Saudita y Canadá dijeron en declaraciones similares el miércoles que ambos querían “restaurar las relaciones diplomáticas entre los dos países sobre la base del respeto mutuo y los intereses comunes”.
No estaba claro si Ottawa bajaría el tono de sus críticas al historial de derechos humanos de Arabia Saudita, pero Dennis Horak, que era embajador de Canadá en el momento de la disputa, dijo a la emisora CBC que “puedes caminar y masticar chicle al mismo tiempo”.
El príncipe Mohammed es popular entre los jóvenes saudíes por introducir reformas sociales que acabaron con el control de la policía religiosa sobre la vida pública, pero las medidas han ido acompañadas de medidas enérgicas contra los disidentes.
La disputa con Canadá fue ampliamente vista en ese momento como otro estallido errático del príncipe Mohammed, quien había liderado una intervención militar contra los rebeldes respaldados por Irán en Yemen y un boicot regional a Qatar. También detuvo al primer ministro del Líbano y lo obligó a renunciar en el aire.
Meses después de la disputa con Canadá, el comentarista de Arabia Saudita Jamal Khashoggi fue asesinado dentro del consulado del reino en Estambul, y la CIA concluyó más tarde que el príncipe Mohammed era el responsable. Negó su participación, pero el asesinato llevó al príncipe heredero a ser rechazado por la capital occidental.
En los últimos meses, el reino ha tratado de cambiar su imagen como un alborotador regional al instigar movimientos para poner fin a la guerra en Yemen, restaurar los lazos con el archirrival Irán y liderar los esfuerzos de alto el fuego en Sudán con los EE. UU., recibiendo elogios de Washington. Riyadh también ha impulsado la campaña para normalizar las relaciones regionales con Bashar al-Assad de Siria.
Horak dijo que “ya era hora” de que Arabia Saudita y Canadá restablecieran los lazos, informó CBC. “Son un jugador importante y son difíciles de ignorar”, dijo a la emisora canadiense. “Y creo que tener relaciones diplomáticas plenas con ellos nos permite que nuestras voces se escuchen en los niveles superiores, que en Arabia Saudita es lo que importa”.