Aquí estaba mi oportunidad de comprar puntos de karma como un benefactor salvaje

Había entrado en una panadería desconocida para mí por medio Allinson. La chica detrás del mostrador era una princesa otomana con cabello negro ondulado y cejas esculpidas. La custodiaban, a la altura de los ojos, dos conejitos de Pascua de chocolate muy parecidos a Martin Brozius, cada uno con un gran huevo en la espalda, como el globo terráqueo de Atlas.



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