El piloto sueco falleció en el hospital tras el accidente en la salida del GP de 1978. Una cita con el destino que aún hoy provoca discusión por la dinámica del impacto y el tratamiento posterior. Pero todos están de acuerdo: Peterson ha entrado en el Olimpo de los pilotos de F1 inolvidables
El vikingo no nació para ser actor secundario. Por eso ese día, como todos los demás, el coche más fuerte y codiciado todavía le estaba apretado. Esto también explica su falta de paciencia y su menor meticulosidad que otros a la hora de contribuir al desarrollo del monoplaza. Le interesaba saber lo antes posible cuál era el límite del coche para poder llevarlo un paso o una vuelta más allá de ese límite. A Enzo Ferrari le hubiera gustado por esto. De hecho, había pensado en él el Viejo, el intérprete ideal del mantra según el cual el coche perfecto es el que se avería inmediatamente después de cruzar la meta.