Aparecen pensiones, bonificaciones específicas por referencias y una nueva operación sobre indemnizaciones por despido


Ahora que estamos ante la maniobra y se acerca la “fecha límite” del 20 de septiembre para enviar el plan de reducción de la deuda a Bruselas, la obra de construcción de pensiones vuelve a estar en plena actividad. No sin fricciones y más de una distinción entre las fuerzas mayoritarias sobre la estrategia que se adoptará para 2025, dado que la Cuota 103 en formato “contributivo”, el Mono Social y la opción femenina en versión restringida expirarán el 31 de diciembre de este año. año. A la espera de la cumbre entre los líderes de centroderecha, prevista para el 30 de agosto, que también debería abordar el tema de la ley presupuestaria, y de la reanudación de la plena actividad en los ministerios tras la pausa de agosto, algunas hipótesis ya han sido formuladas por los técnicos del gobierno y por los propios partidos. Y el Mef, con poca intención de aflojar los hilos financieros ante una complicada situación de las finanzas públicas, parece estar mirando con cierta atención la posibilidad de introducir nuevas bonificaciones específicas para alentar el aplazamiento de las salidas de algunas categorías específicas, como las de Por ejemplo, las fuerzas armadas, pero no sólo. A medida que pasan los días, se hace cada vez más probable una nueva operación para incentivar (o “forzar”) la asignación de una parte de la indemnización por despido a pensiones complementarias, al menos para los menores de 35 años.

TFR a fondos de pensiones

La Liga, junto con el subsecretario de Trabajo, Claudio Durigon, presiona para que se canalice de forma vinculante una parte equivalente al 25% de la indemnización por despido a los fondos de pensiones, creando así una miniseguridad social segura para los menores de 35 años, que se sumará a la de seguridad social obligatoria y garantizar así una pensión digna a los jóvenes, que ahora tienen carreras principalmente discontinuas. Una solución que también fue evocada y apoyada por el subsecretario de Economía, Federico Freni (también de la Liga Norte). Otra opción prevería una cuota de TGF más limitada (5-10%) con un mecanismo semiobligatorio pero no totalmente vinculante para el trabajador, también porque habría más de una duda de carácter constitucional en torno a la obligación total. Sin embargo, la cuestión podría ser abordada en septiembre por el Gobierno con los sindicatos, que preferirían una nueva fase de “silencio-consentimiento” para destinar la indemnización por despido a las pensiones complementarias. Y no se descarta que ésta sea, al final, la solución definitiva.

La cuota de contribución 41 nodo.

En los últimos días Durigon también ha relanzado una medida muy apreciada por la Liga: la Cuota 41, aunque en versión contributiva. Sin embargo, esta intervención requeriría una cobertura sustancial (de 600 millones a mil millones) y, por ello, no parece entusiasmar demasiado al Mef. Forza Italia también se ha declarado abiertamente en contra del uso de nuevas cuotas e insiste en dar prioridad a un nuevo ajuste de las pensiones mínimas. No se puede descartar completamente que la Cuota contributiva 41 (o “light”, como también se ha definido) pueda adoptarse el próximo año sólo para algunas categorías.

Nuevos bonos específicos por referencias en la plataforma de lanzamiento

En Via XX Settembre, de cara al próximo presupuesto, también estamos analizando medidas en continuidad con las adoptadas para la seguridad social con la última ley presupuestaria. Por ejemplo, el uso de bonificaciones específicas para fomentar el aplazamiento de la jubilación para algunas categorías, como la policía, pero no sólo. El camino por el que situar esta intervención sería el trazado en su momento con el bono Maroni, pero con las oportunas revisiones como ocurrió con ocasión de la definición del llamado bono médicos.

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La nueva y desconocida presión para las “revaluaciones”

La lista de opciones en las que se centrará la atención de los técnicos del Gobierno y de la mayoría en las próximas semanas incluye una redefinición restrictiva (pero no demasiado restrictiva) del actual mecanismo de indexación de las pensiones a la inflación. Una redefinición que permitiría al gobierno recuperar valiosos recursos para su reutilización en el sector de la seguridad social, salvaguardando al mismo tiempo las prestaciones más bajas (al menos hasta cuatro veces el mínimo), a las que todavía se garantizaría una revalorización total.



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