ANÁLISIS. Si Engie hace lo mejor que puede, solo incurre en un riesgo comercial compartido. A cambio, la luz puede quedarse encendida en Bélgica

“La primavera política no será tranquila”, escribe Carl Devos. Con el controvertido acuerdo con Engie como punto de partida: “Durante años se dijo que la asequibilidad, la sostenibilidad y la seguridad del suministro irían de la mano. Hoy en día, la energía es inasequible para algunos, las plantas de lignito tienen que reabrir en otros lugares y las plantas de energía nuclear son indispensables. ¿Quién más puede seguir?»



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