Nos equivocamos cuando dijimos la semana pasada que la muerte de Yevgeny Prigozhin fortalece la posición del Presidente Putin. “El ejemplo del jefe Wagner será suficiente para sofocar cualquier forma de rebelión”, escribimos entonces. Pero la forma en que ahora se custodia su tumba dice mucho sobre el terror que reina en el Kremlin. ¿Puede realmente surgir un nuevo levantamiento? ¿O hay otra amenaza? El hecho es que la paranoia apenas está comenzando.
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