Esta semana, Wetstraat se despertó de su sueño de verano con una explosión. Como si los políticos descubrieran de inmediato que los precios de la energía se están disparando. Después de que el primer ministro advirtiera de cinco a diez inviernos difíciles. El pánico en Wetstraat resultó en una cacofonía de propuestas, ideas, perfiles infantiles y argumentos.
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ANÁLISIS. Esta crisis energética es también “la consecuencia de ser votante”, como diría Jambon
