Vladimir Putin ama la historia. Al menos si cabe en su puesto. Pero olvida que Occidente siempre se volvió más fuerte y más unido cuando los rusos intentaban asestar un golpe. La OTAN incluso nació de un intento demasiado confiado de expulsar a estadounidenses y británicos del Berlín de la posguerra. Y la lección que Rusia podría haber aprendido de Afganistán ahora incluso proporciona una receta para convertir a Ucrania en un clavo en el ataúd de Putin.
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