Las macroalgas están presentes desde hace tiempo en el menú no sólo de Japón, sino también de las costas europeas de Irlanda y Bretaña, como ensalada del mar o en sopa de miso. La industria alimentaria también utiliza desde hace tiempo polisacáridos gelificantes procedentes de macroalgas como estabilizadores, aglutinantes, gelificantes o espesantes.
Por ejemplo, muchos yogures contienen sustancias de macroalgas. Se conocen aditivos como el agar-agar, el alginato y la carragenina en postres y helados, y en algunas bebidas vegetales aparecen productos de algas para enriquecer el calcio.
Debido a su riqueza en diferentes ingredientes, los economistas alimentarios consideran que las macroalgas son el alimento del futuro; a diferencia de los peces, por ejemplo, las algas no necesitan ser alimentadas, no requieren medicación en la acuicultura y, sin embargo, contienen ingredientes nutricionalmente útiles similares.