El jugador más simbólico de la Juventus celebra su 50 cumpleaños. Como Campeón del Mundo eligió seguirlos en la Serie B, capaz de goles sublimes y trayectorias arcoíris, un ejemplo positivo y una cara sonriente aún cuestionada por la publicidad.
Cincuenta años de Del Piero. Cincuenta de Alessandro, Ale, Alex, El Principito, Pinturicchio, Godot. Cincuenta lenguas, pájaros petulantes, aguas minerales, tragos chispeantes, trayectorias de arcoíris, campeonatos, campeonatos, campeonatos. Y la Juventus, la selección, las copas y los goles, los goles. Tantas, hermosas, sublimes. Y premios, discos, publicidad, patrocinadores, televisión. En definitiva, como dicen en su zona, en la zona de Treviso: “Un buen chico no muerde más de lo que puede masticar”. Es Alessandro Del Piero. Le preguntaron a Marcello Lippi: ¿qué es Del Piero? Y él, con su sonrisa de Paul Newman: «Muchas cosas. Muchísimos. En el mundo, cuando uno piensa en la Juve, piensa en Del Piero”. Cuando Alessandro Del Piero deja la Juve se despide con su voz baja y un poco quejosa oradora: «Ya me voy, ya he hecho mi camino. Haré más”. “A mi manera”. Se marcha a Australia, India y América. Y Los Ángeles, la ciudad de los ángeles, su ciudad.