Alerta oftalmólogos: reembolsos demasiado bajos, de catarata a cristalino te arriesgas a tratamientos menos actualizados


El riesgo que hay que frustrar es que la atención oftalmológica siga el camino de la odontología, con una salida paulatina del ámbito de la atención pública. Traducido: que muy poco de los servicios masivos como las cataratas -600.000 operaciones al año en Italia- o de las terapias para las enfermedades oculares y de la visión que aquejan a los cada vez más numerosos pacientes ancianos, aún pueden prestarse bajo el régimen completo de servicios de salud nacional. Deslizarse, aunque se vaya, hacia la modalidad de “copago”.

La alarma de los oftalmólogos

La alternativa, que ya es una realidad a día de hoy pero que podría empeorar, son las expectativas de incluso años en el SNS, aunque sea para servicios triviales. Desde hace algún tiempo, los oftalmólogos lanzan el SoS sobre el riesgo de tarifas demasiado bajas, que no compensan las intervenciones: el último llamamiento proviene de la Sociedad Italiana de Ciencias Oftalmológicas (SISO), que revisa la tendencia a la baja de la remuneración de los hospitales. . El reciente visto bueno en la Conferencia Estado-Regiones -después de seis años de espera- al llamado “decreto tarifario” de los servicios ambulatorios y protésicos, que respectivamente a partir de enero y abril de 2024 dará plena aplicación a los niveles esenciales de asistencia (Lea), no mejora la situación.

«Lista de precios» revisada a la baja

Porque la “lista de precios”, se quejan los médicos, se revisó aún más a la baja con el riesgo de imponer un recorte en todos los artículos, desde una simple visita a la asistencia de rutina a tratamientos más tecnológicos. Una “dieta” que tras la cirugía de cataratas, por problemas de sostenibilidad, negaría a los pacientes, por ejemplo, los cristalinos de última generación. «Y sin embargo, el 70-80% de las relaciones con el mundo exterior pasan por los ojos y este valor no puede pasarse por alto. Sin mencionar que con el envejecimiento progresivo de la población, estos servicios están destinados a aumentar – explica Teresio Avitabile, presidente de Siso y profesor titular de enfermedades oculares en la Universidad de Catania -. La aprobación del decreto tarifario fue un éxito personal del Ministro Schillaci, que está en el oficio y conoce bien el cuidado de la salud y con quien ya iniciamos un diálogo en mesas dedicadas – especifica Avitabile -. Pedimos ahora al ministro, llegado a su despacho con un decreto ya preparado, que intervenga en las listas de precios insostenibles: hemos llegado al mínimo de 25 euros para las revisiones oftalmológicas mientras que la retribución por cataratas ha ido descendiendo desde los 2.500 euros de hace unos años a 7-800 euros corrientes”.

El alargamiento de las expectativas en el sector público

Una situación que repercute en las elecciones de las estructuras, en las expectativas y por lo tanto en el acceso a la atención de los pacientes, explican los expertos. «Si hasta ahora el hospital público finalmente ha ‘equilibrado’ las cuentas -añade Avitabile-, una clínica afiliada al NHS a la que se le paga una cantidad inferior a los costes incurridos optará por no prestar más esos servicios. La consecuencia directa sobre los ciudadanos es un mayor alargamiento de las expectativas de la ciudadanía, donde la situación ya es muy difícil y con estas tarifas, unidas al aumento de la demanda de tratamientos, lo será aún más”.

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Tarifas «tacañas» y tecnologías «básicas»

La espera por catarata, como es el caso de muchos otros rubros de salud, es irregular en el país, con listas que se extienden hasta más de 2 años en hospitales pequeños donde hay menos inversión en oftalmología. ¿La tarifa correcta? “Debe rondar los mil euros como mínimo – explica Avitabile”. Luego está el tema de las tecnologías: las tarifas “tacañas” implican el uso de tecnologías “básicas”, a pesar de que la oftalmología es uno de los sectores más innovadores. «Copago es una palabra que suena mal pero hay que ser realistas –dice Avitabile-: el Estado te puede dar un buen servicio pero las excelentes tecnologías en esta situación los ciudadanos se verán obligados a pagar. Por ejemplo, tras una operación de cataratas se pueden colocar distintos tipos de lentes: con mil euros podemos “pasar” la estándar del NHS, pero si el paciente pide una “lente premium” que le permita ver de lejos y de cerca y corrige el astigmatismo, tiene que pagar de su bolsillo. Dar a todo el mundo la excelencia solo para las cataratas costaría hasta 60 millones de euros y somos muy conscientes de que la Sanidad Pública está en problemas. Por eso le pedimos atención al Ministro de Salud, sin dejar de ser conscientes de que la manta es corta».



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