El dobles español venció al equipo argentino de dobles formado por González y Molteni por 7-6 y 6-4
La Chatrier está llena, la gente para ellos. Rafa Nadal y Carlos Alcaraz y no, no es una final de Roland Garros. Esta vez, maestro y alumno están del mismo lado de la red, en el doblete más evocador imaginable. Un paso del testigo, una investidura del campeón de 14 Roland Garros, 22 Slams en total, hacia el “pequeño” Carlos que ya suma 4 Slams con sólo 21 años y aspira a hacer lo mismo que logró en 2008. es decir, alinear Roland Garros, Wimbledon y el oro olímpico. La dupla argentina González-Molteni no obtuvo grandes satisfacciones del público parisino porque esa que ahora es la casa de Rafa y Carlitos, tienen prohibida la entrada. Y así fue. Los vamos de Nadal y los de Alcaraz, unidos, dan miedo, igual que el gancho de zurda, aunque magullado por mil batallas, todavía cobra víctimas. La mano mágica del fenómeno bebé y sus rápidas recuperaciones hacen el resto.
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Al principio del partido parecían un poco incómodos, una situación extraña. Rafa, con el muslo derecho vendado, no quiso desfigurarse con Carlos, mientras que su ‘sobrino’ tenista no quiso exagerar y quitarle protagonismo. La confianza y los mecanismos, partido tras partido, empezaron a funcionar a la perfección, en detrimento de la dupla argentina, obligada a rendirse por 7-6(4) y 6-4. La remontada fue preciosa, primero en el tie break del primer set y luego en el segundo, con los españoles perdiendo 3-0 pero capaces de dar la vuelta a la situación como saben hacer los campeones en los momentos difíciles. Mañana Rafa vuelve a la pista, queda el partido individual con Fucsovics, otra batalla que afrontar para merecer el partido más esperado, el de Djokovic en 2ª ronda. Magia olímpica.