¿Quieres ver que el puesto de mando de una gran ciudad puede volver a ser el trampolín de carreras políticas nacionales? La hipótesis está bien fundada, aunque hay que tomarla con buenas dosis de cautela. Así lo alimentan los números de la nueva edición de la Encuesta de Gobernanza, que revisan un consenso de alcaldes que en general parecen gozar de excelente salud, y que se eleva sobre todo en las metrópolis. Partiendo de Venecia, donde Luigi Brugnaro da un paso más respecto a los ya redondos rendimientos de los últimos años y con un 65 % de ciudadanos que dicen estar dispuestos a votar por él en caso de elecciones, el bariense Antonio Decaro, presidente del ‘Anci, que con su 62%, sin embargo, se mantiene en los niveles más altos y ocupa el tercer lugar detrás de Marco Fioravanti, el joven alcalde de Ascoli Piceno que quedó cuarto en la edición del año pasado.
El ganador
De caminos decisivos y discurso directo, Brugnaro es primero empresario y luego alcalde y ahora también un eje de cierto peso en el complicado vaivén centrista que, en clave nacional, busca afanosamente una estructura para proponer a los votantes de las elecciones del próximo año. políticas Pero los archivos de Governance Poll, la encuesta anual que Noto Sondaggi realiza para Il Sole 24 Ore, devuelven la evolución de un consenso local que siempre ha navegado en torno a la primacía, y que se confirmó con la reelección en primera vuelta. en administrativa de septiembre de 2020. Un aprecio construido en torno a la persona del alcalde más que a sus colores políticos, tanto que la lista administrativa ligada a su nombre solo obtuvo el 31,7% de los votos, recogiendo más de la mitad de ese 54,1%. que presentó la práctica sin tener que pasar por la papeleta.
El caso de Milán
Exportar este tipo de consentimiento fuera de la ciudad no es fácil. Pero tampoco es imposible. Beppe Sala, el alcalde de Milán que ocupa este año el cuarto puesto en la Encuesta de Gobernanza, lleva tiempo reflexionando sobre ello y lidera desde allí los primeros puestos de los administradores de las grandes ciudades, seguido de cerca por el napolitano Gaetano Manfredi y el boloñés Matteo Lepore. Sala también está en su segundo mandato como alcalde, donde lo retuvo el 57,7% de los votantes que resolvieron el tema en la primera vuelta en Milán en octubre de 2021. Y ha afirmado en repetidas ocasiones que no le interesa dejar el Palazzo Marino antes de tiempo. Pero no rehuye las frecuentes salidas a nivel nacional en entrevistas y en el debate público, y ni siquiera en charlas más confidenciales, como las que cuenta el noticiario con Luigi Di Maio en los días de la escisión Cinco Estrellas.
Todo mientras tiene que gestionar las presiones siempre insistentes de un centroizquierda muy lombardo para intentar la aventura regional, alimentadas también por la reciente escisión en el centroderecha producida por la hipótesis de que Letizia Moratti, vicepresidenta de la Región de Lombardía, pueda Candidato a sustituir al actual presidente Attilio Fontana, recién blindado para la reelección por su Liga.
Ciudades más allá de la crisis
Una mención especial va para Gaetano Manfredi. Elegido con el 62,9% de los votos en primera vuelta en los cargos administrativos el pasado mes de octubre, quiso marcar una clara discontinuidad en la gestión de una ciudad torcida por una situación desastrosa en el presupuesto y en los cargos durante largos años en los que los políticos y las batallas contra el Tribunal de Cuentas no dejaron tiempo para ningún intento de reorganización. El cambio de rumbo, gestionado codo con codo con el veneciano Pierpaolo Baretta que tras tres gobiernos como subsecretario de Economía ahora lleva las cuentas napolitanas, se tradujo en el Pacto por Nápoles firmado a finales de marzo con el primer ministro Draghi. Y también parece premiar la tenencia del consenso, que por primera vez en muchas ediciones no ve al Nápoles relegado a las partes bajas del ranking. Donde también solía estar Roma, que hoy en cambio viaja en mitad de tabla con el exministro Roberto Gualtieri.