El sábado por la tarde aterrizó en el aeropuerto de Eindhoven un avión que transportaba, entre otras personas, a quince holandeses que no habían podido abandonar la Franja de Gaza desde el estallido de la guerra entre la organización terrorista palestina Hamás e Israel. Uno de ellos, Mohammed, de dieciséis años y originario de Doorn, en realidad quería quedarse en Gaza durante un mes, pero debido a la situación de guerra se le convirtieron en dos. «He pasado por algunas cosas malas».
La Ministra de Asuntos Exteriores, Hanke Bruins Slot, saludó a los holandeses. También les esperaban empleados de Cruz Roja y familiares y amigos de los pasajeros.
El 7 de octubre, miembros de Hamás asesinaron a más de mil civiles y soldados en Israel. El movimiento terrorista controla la Franja de Gaza en el suroeste de Israel desde 2007. Aquí viven dos millones de personas. Tras los ataques comenzó una guerra que ya se ha cobrado la vida de miles de personas en Israel y Gaza.
El avión que aterrizó el sábado por la noche procedía de El Cairo, la capital egipcia. A bordo se encontraban quince personas con permiso de residencia holandés y sus familiares. Se quedaron en Gaza cuando estalló la guerra. Este es el primer vuelo de regreso a casa con holandeses desde Gaza.
Según una portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores, también viajaron desde El Cairo una veintena de belgas. Un portavoz de la Real Fuerza Aérea de los Países Bajos dijo que las personas a bordo están llenas de emociones. «La gente viene de una zona de guerra», dijo. «Sé cómo se siente.»
Mohammed coincidió en una conversación con la prensa: «Fuimos a Gaza con mi padre y mis hermanos porque mi abuela estaba muy enferma. Y luego nos quedamos estancados. Ahora tuve que dejarla allí. Eso es muy difícil. No poder decirle adiós.»
Al chico de Doorn no le gusta recordar las últimas semanas: «Siempre tenía una sensación de inseguridad. Vi y oí bombardeos y tuve que refugiarme. Pasé cosas realmente malas». Estaba feliz de regresar a Holanda: «Ahora me siento mucho mejor. Ahora tengo una casa. Me siento como en casa».
Luego, Mohammed bajó del avión con alivio. Una de las personas que lo esperaban a él y a los demás compatriotas dijo que habían vivido con miedo y ansiedad durante semanas y esperaban ansiosamente el regreso de sus seres queridos.
Desde el estallido de la violencia, varios vuelos han aterrizado en el aeropuerto de Eindhoven con holandeses que estaban varados en Israel.
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