El detenido que el viernes quería robar alimentos por valor de 600 euros en el Albert Heijn XL de Tilburg no se le daba muy bien. Los empleados de la sucursal informaron a Omroep Brabant que cinco minutos después se dieron cuenta del intento de robo. “¿Quién hace eso ahora?”
El viernes por la tarde también estaba trabajando un empleado de la sucursal, que trabaja allí desde hace ocho años. Le gustaría contar su historia, pero sólo de forma anónima. Según él, casi de inmediato quedó claro lo que estaba pasando.
El detenido se encontraba con un cómplice, quien logró escapar. “Actuaron como si no pertenecieran el uno al otro. Uno tenía una cesta y el otro un carrito de compras. El cómplice seguía arrojando artículos del carrito de compras al carrito. Bueno, cuando ves a la gente sobrecargando cosas de un carrito de compras al carrito de otra persona, lo notas. ¿Quién hace eso ahora?
Al cabo de unos minutos, el personal de la tienda se dio cuenta del robo. Los ladrones fueron todo menos sutiles. “Luego estuvieron en la tienda otros quince minutos para transferir artículos”.
“El cómplice lo vio y salió inmediatamente. Lo perdimos”.
La persona con el carro quería salir por las puertas de autoescaneo. El cómplice se fue con una cesta vacía a través de las cajas registradoras habituales. “Inmediatamente detuvimos al hombre en la puerta con todas las cosas en su carrito. El cómplice lo vio y se escabulló inmediatamente. Lo perdimos”, dice el empleado.
Uno de los guardias de seguridad, Daan, puede confirmar esa historia. No estuvo allí ayer, pero habló con el guardia de seguridad que detuvo al hombre. “El costoso embalaje del carro estaba protegido con varios rollos de papel higiénico”, dice Daan.
Luego, el cómplice pagó dos botellas después de caminar por la tienda durante veinte minutos. Ese recibo se lo pasó a su acompañante con el carrito lleno en la tienda. “El recibo de esas botellas aún no había sido escaneado en las puertas de salida. Con ese recibo, el hombre del carrito podría haber salido de la tienda”.
El hecho de que no lo consiguiera se debe al atento personal de la tienda. Ahora conocen los trucos del oficio. Según el guardia de seguridad, este tipo de robos se vienen produciendo semanalmente últimamente.
“La gente es muy antisocial”.
“En este tipo de robo suelen intervenir al menos dos hombres, pero a veces tres o cuatro. Los demás entonces se quedan atentos y caminan por una ruta diferente. Por lo general, se trata de personas con ascendencia de Europa del Este”.
Según Daan, los robos ocurren con tanta frecuencia que ya casi no cree que sean noticias. “Quiero decir, atrapamos a 636 personas aquí el año pasado por todo tipo de robo. Nosotros también utilizamos este método desde hace años. La gente es tan antisocial. Piensan: simplemente lo intentaremos”.
El empleado anónimo está totalmente de acuerdo. “Cuando veo que se produce un robo de este tipo, naturalmente lo encuentro extraño. Es extraño que la gente sea tan antisocial como para seguir intentándolo. Pero sí, sucede tan a menudo que ya no me sorprende”, concluye.
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