La climatología no quitó nada a una jornada ennoblecida por la presencia del Navarro. Éxitos de Giuseppe Orlando y Laura Siemenc en el recorrido de 138 km con 4.200 metros de desnivel
Este 2024, muy lluvioso (al menos en el norte de Italia), era necesario para romper el hechizo de que la Maratona dles Dolomites siempre será una carrera en seco. Nada que hacer esta vez: tras una salida, a las 6.30, desde La Villa, sin lluvia (pero con descensos en parte traicioneros tras las precipitaciones nocturnas), poco después de las 10 se desató la ira de Júpiter Pluvio. Pero todo esto no le quitó nada a la magia del Maratón. De hecho, el día fue aún más memorable de lo habitual, con los 8.050 participantes dándolo todo para llegar a la meta en Corvara. A menudo empapados como pollitos.
también indurain
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El gran Miguel ya lo había dicho el día anterior: “Lloverá, pero andar en bicicleta es duro. Una vez llueve a cántaros, al siguiente hace frío y al siguiente mueres de calor”. El navarro, que optó por la media junto a Fabio Aru, se hizo numerosos selfies en parrilla y durante la carrera y fue el protagonista indiscutible de esta edición, ganada por Giuseppe Orlando entre los hombres y por la eslovena Laura Siemenc entre las mujeres. en el recorrido más exigente, el de 138 km y 4.200 metros de desnivel, con el temible Giau que también ofrecía granizo por momentos. Con Indurain, otros antiguos grandes como Paolo Bettini y Gianni Bugno, protagonistas de otros deportes como los esquiadores Federico Pellegrino y Mattia Casse, y numerosos nombres destacados del negocio como Vittorio Colao (Vodafone), Pierluigi Alessandri (Technogym) y Fausto Pinarello.
el espíritu único
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En la Maratona siempre ha habido una especial cultura de lo último. Celebramos a los primeros, chicos con cualidades físicas que tienen muy poco de amateur, pero también y sobre todo a los últimos. El deus ex machina de la Maratona dles Dolomites Michil Costa esperó personalmente a los corredores que pedalearon durante casi 10 horas, más de la mitad bajo el agua, para poder decir “lo logré” y recibir la medalla que se entrega a todos los participantes. a la llegada. Los que celebran como si hubieran ganado un Mundial, los que inmortalizan un momento especial con su teléfono. Sí, porque en el Maratón el solo hecho de ser parte del evento es un triunfo.
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