El estrés y la tensión son omnipresentes en nuestra vida moderna. Si bien a menudo pensamos en factores estresantes importantes, como desafíos laborales o problemas familiares, también hay una variedad de factores estresantes más pequeños y aparentemente insignificantes que juntos pueden crear una carga significativa.
¿Qué es el microestrés?
El microestrés se refiere a la multitud de tensiones más pequeñas que encontramos en la vida cotidiana. Estos factores estresantes pueden presentarse de diversas formas, como interrupciones constantes en el trabajo, problemas técnicos con los dispositivos, tensiones sociales o la sensación de tener que estar constantemente disponible. A diferencia de los factores estresantes mayores y agudos, estos factores estresantes menores suelen ser más sutiles y menos obvios. Sin embargo, se acumulan con el tiempo y pueden tener un impacto significativo en nuestra salud física y mental.
Los efectos del microestrés
Aunque el microestrés puede parecer inofensivo al principio, los estudios demuestran que puede tener un impacto significativo en nuestro bienestar. La investigación de Harvard Business Review muestra que el microestrés continuo puede provocar fatiga crónica, reducción de la productividad e incluso problemas de salud graves, como enfermedades cardiovasculares. La exposición constante a pequeños factores estresantes dificulta la recuperación del cuerpo y, por lo tanto, puede aumentar los niveles generales de estrés.
Además, una investigación de los científicos Davidson y McEwen ha demostrado que el estrés constante, incluso en pequeñas dosis, puede afectar incluso a la neuroplasticidad del cerebro. En su estudio “Influencias sociales en la neuroplasticidad: estrés e intervenciones para promover el bienestar”, demostraron que el estrés crónico hace que el cerebro se vuelva menos flexible y adaptable, lo que puede conducir a una mayor susceptibilidad a las enfermedades mentales.
Otro problema del microestrés es que muchas veces pasa desapercibido. Debido a que estos factores estresantes son tan pequeños y omnipresentes, tendemos a ignorarlos o descartarlos como una parte inevitable de la vida. Sin embargo, esta actitud puede llevar a que se pasen por alto los efectos negativos y no se aborden adecuadamente.
Estrategias para afrontar el microestrés
Hacer frente al microestrés requiere, en primer lugar, ser consciente de que este tipo de estrés existe y de cómo puede afectarle. Existen varias estrategias que pueden ayudar a reducir el microestrés. Un estudio de 2014 realizado por Madhav Singh encontró que las prácticas regulares de atención plena y la meditación pueden ayudar a aumentar la conciencia sobre los factores estresantes y mejorar las respuestas al estrés.
Una mejor organización de su rutina diaria también puede ayudar a reducir las interrupciones innecesarias y la presión del tiempo. Desactivar conscientemente las notificaciones y establecer horarios sin tecnología también puede reducir la carga de la disponibilidad constante. Comunicarse con amigos y familiares también puede ayudar a controlar el estrés y encontrar el equilibrio.
Equipo editorial finanzen.net