“Acepté bebidas de un grupo de tipos que no conocía. De ese momento no recuerdo nada. Cero absoluto»


ELEl caso de Leonardo La Russa, tercer hijo del presidente del Senado Ignazio, acusado de presunta violación está en todos los diarios. La historia también afectó Gaia Zorzi, hermana de Tommaso, personalidad televisiva y ganadora de la quinta edición de Gran Hermano VIP. La niña ha optado pues por confiar a Gorjeo también su dolorosa historia, que se remonta a algún tiempo atrás. Contar lo que le sucede al cuerpo cuando tomas drogas violadoras.

Tommaso Zorzi detenido por la policía:

Tommaso Zorzi, la hermana y la droga de la violación en la discoteca

Ya hace unos días Gaia había publicado en su perfil de Twitter los artículos de algunos periódicos sobre el caso La Russa. Entonces, decidió compartir su historia: «Durante mi segundo año de universidad salía con mis compañeros de cuarto a bailar y Tontamente acepté tragos de un grupo de tipos que no conocía» dice en un primer Tweet. Pero había algo en esas bebidas.

no recuerdo nada

Lo contado tuvo lugar en Maastricht en el club De Alla. «Era temprano en la noche (debían ser las 11 de la noche) y yo No recuerdo nada desde entonces. Cero absoluto. Aparentemente me he desmayado, la ambulancia llegó fuera del club y me desperté al día siguiente a las 13 en el hospital», continúa en las redes sociales. Sin embargo, por suerte pudo contar con su amiga que no la dejó sola. «Uno de mis compañeros de cuarto nunca se fue de mi lado, mientras que el otro continuaba haciendo la velada. Ella también permaneció en el hospital hasta las seis de la mañana (luego le dijeron que probablemente me despertaría tarde y que sería mejor que se fuera a su casa)».

La droga de la violación

La hermana de Tommaso Zorzi luego revela lo que surgió de las pruebas realizadas en el hospital: «Encontraron rohipnol en mi sangre, un sedante conocido como «droga de cita». Años más tarde, este lugar de Maastricht cerró después de que esto le sucediera a varias chicas y resultó que eran los cantineros quienes vendían estas sustancias a los chavales que frecuentaban la discoteca». Un relato espeluznante que invita a la reflexión, pero también a la prudencia y la atención.

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