A VV Knollendam le vendría bien esa dosis de ambición, afirma Oortwijn. El club hace tiempo que no tiene un primer equipo y después de que el equipo amigo también se detuviera durante la época de la corona, solo quedaba un equipo que jugaba los domingos.
Con alrededor de 560 habitantes, Oostknollendam no crece mucho. La escuela primaria cerró hace quince años y desde entonces casi ninguna familia joven se ha mudado al pueblo. Los niños y niñas que saben jugar bien al fútbol eligen rápidamente clubes más grandes de la zona, como el Fortuna en Wormerveer o el WSV en Wormer.
Aquí vive principalmente gente mayor, explica Bart van der Lanen. Es voluntario en el club y escribe para el boletín local. En Oostknollendam no hay iglesias, tiendas ni establecimientos de restauración. “Si comes comida china en Wormer, tendrás que conducir muy rápido para llegar a casa con comida caliente”.
Pero con un ayuntamiento activo, una asociación de teatro, una asociación histórica y un club cultural, existe una gran solidaridad en el pueblo. El club de fútbol también cuenta con el apoyo de un leal grupo de voluntarios. El ‘MOP’ (equipo de los lunes por la mañana) lava las camisetas, corta el seto y cuida el césped.
Talento futuro de Zaans
“Gracias a Appie el club vuelve a estar vivo. El sábado habrá gente de nuevo en la fila”, dice Oortwijk. Además del equipo de Hassan, este año también está afiliado al equipo del hijo del tesorero en Knollendam. “No estaban contentos en su antiguo club, así que ahora tenemos dos equipos juveniles, uno sub-16 y otro sub-12”.
Hassan fundó su escuela de fútbol Zaans Future Talent hace aproximadamente un año. Los chicos de todo el país pueden seguir con él entrenamientos complementarios, además de los que realizan en su propio club. Muchos de los alumnos de Hassan juegan ahora en el VV Knollendam y él espera que el año que viene aún más niños elijan el club del pueblo de Zaanse.
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