La esquiadora azul confiesa: “De niña las encontraba más molonas que las niñas, eran más fuertes. Luego me di cuenta de que las mujeres somos más prácticas, resistentes, intuitivas. Todo lo que he hecho en estos años es fruto del trabajo: muchas cosas que no surgieron tan fácilmente…”
Ella simplemente no sabe cómo quedarse quieta. Federica Brignone es un alma en eterno movimiento, siempre lo ha sido, desde que era niña y jugaba con niños. Ahora ha aprendido a amar su feminidad. Sabe que ser mujer no siempre es fácil, pero al mismo tiempo es un regalo que primero hay que entender y luego valorar. “De niño, prefería mucho estar con niños. Siempre he tenido una familia muy activa y encontré a los niños más geniales que a las niñas. Especialmente en términos de competencia deportiva, eran más fuertes, eran mejores en eso, tenían una mayor aptitud para las cosas que me gustaban. Luego con los años me di cuenta de que no siempre podía compararme y solo con ellas o competir contra ellas. Me adapté y descubrí muchas cosas positivas de ser mujer”.