Thomas Voorhoeve corrió los diez kilómetros por primera vez el fin de semana pasado durante el maratón de Eindhoven. El año pasado, Thomas, que tiene síndrome de Down, corrió los cinco kilómetros, pero ahora ha subido considerablemente el listón. “Fue genial, genial y lo haré muchas más veces”.
Desde enero, Thomas, de 19 años, entrena todos los lunes por la noche en el club de atletismo Atletiek de Eindhoven para correr los diez kilómetros. “Es dulce, amable, escucha bien y es muy fácil de entrenar”, dice su entrenador Ben van der Plas. Los compañeros de equipo también están muy contentos con su nuevo compañero de entrenamiento. “Es muy fanático, a veces tenemos que frenarlo un poco”, dijo.
“Es muy fanático”.
Su madrastra Danielle Voorhoeve-Schurgers reconoce ese fanatismo. Entrenó con Thomas para poder correr los diez kilómetros “de forma buena y saludable”. “A veces no puedo seguirle el ritmo, va muy rápido”. Durante el maratón se aseguró de que Thomas no corriera demasiado rápido.
No es evidente que una persona con síndrome de Down pueda alcanzar semejante rendimiento deportivo. “Las personas con síndrome de Down tienen un físico ligeramente diferente”, explica Danielle. “Esto hace que correr les resulte más difícil. Afortunadamente, físicamente, Thomas tiene pocos de los problemas que a menudo se ven en otras personas con Down”.
“Fue pan comido”.
“Fácil, pan comido”, fueron los diez kilómetros, según Thomas. Fue alentado por conocidos y extraños. Eso me ayudó a completar las millas. Thomas, junto con su madrastra, marcaron un tiempo de una hora, nueve minutos y 44 segundos.
Su empleador, un panadero, le regaló dos pasteles entregados en su casa por este gran logro. Thomas ahora quiere aún más: el año que viene quizás la media maratón, que son más de veinte kilómetros. “Primero disfrutemos esto y luego miraremos más allá”, dice Danielle. Para Thomas, disfrutar ante todo es pan comido: “Súper delicioso”.
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