Durante la clasificación del sábado, Vanluchene se estrelló y su copiloto de Brabant, Glenn Janssens, sufrió varias fracturas de costillas. Pero Janssens llegó el domingo a la salida del Gran Premio. Pero la mala suerte aún no había terminado, porque Vanluchene se rompió el dedo meñique izquierdo en una colisión durante la primera moto. El dúo belga no podía correr a toda velocidad y nunca pudo ganar en Alemania. La victoria fue para los ingleses Wilkinson y Millard.
Conducir a buen ritmo e intentar limitar el daño a los perseguidores en el Mundial fue el mensaje, y funcionó bien. Vanluchene y Janssens terminaron cuartos, perdiendo nueve puntos de la Copa del Mundo ante sus más cercanos perseguidores, los hermanos letones Daniels y Bruno Lielbardis.
La final del Mundial se disputará en La Colla, Italia, el próximo fin de semana. Vanluchene y Janssens siguen liderando el Mundial y están 31 puntos por delante de los letones. En Italia todavía quedan 55 puntos por ganar.
Si Vanluchene logra proclamarse campeón del mundo el próximo domingo, será único en la historia del motocross belga. Nunca antes un corredor belga había conseguido proclamarse tres veces campeón del mundo en la disciplina cross con sidecar. Y nunca antes un piloto belga había conseguido proclamarse campeón del mundo, junto a un copiloto belga.