La derrota con el Milan agrava la posición de Max: cuesta la exención, perdiendo más la Champions. Y el parón mundial es una oportunidad de cambio
Allegri sabe lo importante que es que los presidentes tengan paciencia. Hace catorce años, en su primera experiencia en la Serie A, perdió sus primeros cinco partidos ligueros con el Cagliari pero tuvo la suerte de encontrar a Cellino menos enfadado que nunca: no le despidió (normalmente lo hace por mucho menos), dio le dio la oportunidad de trabajar, por lo que Max se fue, ganando primero el Milan, luego la Juve. Quién sabe qué habría sido de él si lo hubieran enviado lejos de Cerdeña con la carga del fracaso.