A Ibrahim (31) siempre se le pincha una rueda. Por eso la gente de su barrio del periódico le regala una bicicleta nueva. ‘Estoy muy agradecido’

Un repartidor de periódicos que siempre tiene un neumático pinchado en su bicicleta no sirve de nada, según los habitantes del barrio de Gravenburg, en Groningen. Por eso donaron dinero para uno nuevo. “Nos vemos mañana, a las siete y media, luego entregaré el periódico en mi bicicleta nueva”.

En cualquier condición climática, Ibrahim Bah (31) se sube a su bicicleta para repartir periódicos temprano en la mañana en el distrito de Gravenburg, en Groningen. Desde hace cinco años produce, entre otras cosas Dagblad van het Noorden redondo. A veces esto le lleva un poco más de tiempo, porque muchas veces tiene mala suerte con la moto. Por eso se encuentra el miércoles por la mañana en una tienda de bicicletas en Oosterhamrikkade, invitado por gente del distrito de su periódico.

Repartidor leal

Una de esas personas es Sylvia Dijkstra (62). A menudo acepta el periódico de Bah antes de salir a correr. Dijkstra notó que a menudo se le pinchaba una rueda. “Luego lleva la bicicleta a la tienda de bicicletas para que le reparen el neumático, pero la bicicleta que le prestaron tampoco funciona correctamente”, afirma.

Por tanto, según Dijkstra, era absolutamente necesario actuar. Decidió montar una campaña de donación y en un mes recaudó 1.200 euros. Se compró una bicicleta: un modelo negro resistente con un portabultos en la parte delantera que puede soportar mucho peso.

La tienda de bicicletas hizo un esfuerzo adicional: consigue todo con descuento. De esta manera podrá conseguir un traje de lluvia y guantes además de la bicicleta. Práctico, porque cuando entró en la tienda de bicicletas estaba lloviendo a cántaros. El repartidor Bah prueba la bicicleta presionando su peso sobre ella. «Esto tiene que funcionar», dice. Debe ser una bicicleta fuerte: seis días a la semana lleva ocho periódicos diferentes en sus pesadas alforjas.


Gravenburgo

Entrega los periódicos entre las seis y las siete, cuando algunos vecinos ya están despiertos. A menudo pasan por aquí para charlar o dar los buenos días. Está tan bien situado en el barrio que incluso los vecinos que no reciben el periódico por correo donaron dinero. Por ejemplo, Miriam escribe en el sitio web de la campaña de donación: ‘Nosotros no tenemos un periódico, pero siempre lo encuentro cuando paseo al perro. ¡Siempre amable!’. Todavía está bien por veinte euros.

La lluvia fuera de la tienda de bicicletas ha dado paso a un sol radiante. Bah vuelve a casa en bicicleta satisfecho. Todavía no necesita su nuevo traje impermeable y sus guantes en una bolsa. Le dice a Dijkstra: “Nos vemos mañana a las siete y media, luego entregaré el periódico en mi bicicleta nueva”.



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