Netanyahu corre el peligro de cometer los mismos errores que Putin en 2002

La anunciada ofensiva terrestre israelí en Gaza es un desastre en ciernes. El gabinete de emergencia en Tel Aviv está a punto de continuar sus bombardeos en represalia por los espantosos asesinatos en masa de cientos de civiles israelíes cometidos por Hamas con una sangrienta guerra urbana, como lo fue en Beirut en los años 1980.

Es dudoso que los cientos de rehenes israelíes se salven de esta manera. El Primer Ministro Netanyahu corre el peligro de repetir los errores del Presidente ruso Putin cuando irrumpió en el Teatro Dubrovka de Moscú en 2002, matando a 129 rehenes, y atacó una escuela de rehenes en Beslán en 2004, lo que provocó la muerte de 186 niños.

Esta vez hay mucho más en juego. Cientos de miles de civiles palestinos inocentes ya están atrapados entre dos fuegos. Muchos cientos ya han muerto durante los ataques aéreos. Sin embargo, también son rehenes del grupo terrorista islamista Hamás, que los utiliza como escudo viviente, del bloqueo militar de Israel y de la impotencia internacional.

Precisamente por eso el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas debería votar resoluciones decisivas que obliguen a ambas partes a respetar el derecho internacional humanitario y ayudar a mediar en un alto el fuego. Esto no está sucediendo ahora debido a la paralizante disputa entre los miembros permanentes con su poder de veto: Estados Unidos, Francia y el Reino Unido por un lado, Rusia y China por el otro. Una oportunidad perdida, a consecuencia de la cual el V Consejo amenaza con socavar su propia relevancia.

Sin embargo, nada impide que intervenga el V-Consejo.

Hay precedentes. Cuando las fuerzas israelíes invadieron el vecino Líbano en marzo de 1978, el V-Consejo estableció la Fuerza Provisional de las Naciones Unidas en el Líbano (Unifil), con cascos azules con el mandato de restaurar la paz y la seguridad internacionales. Hasta el día de hoy, la Unifil vigila la ‘Línea Azul’ en la frontera con el sur del Líbano. Su presencia no evitó toda violencia armada (un periodista libanés fue asesinado esta semana), pero estos árbitros a menudo evitan cosas peores.

¿Es este el momento de trazar también una ‘Línea Azul’ alrededor de Gaza? A las fuerzas de paz de la ONU en Gaza se les podría dar el mandato de proteger a los civiles (y, a largo plazo, también desmilitarizar a los grupos armados). Podrían tener los cascos azules liderados por Jordania, respetados tanto por Israel como por los palestinos. Ahora se podría hacer que demarquen el sur de Gaza como una zona segura y libre de armas (bajo la administración civil temporal de la Misión de las Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos, Unrwa).

No es porque los cascos azules a veces no hayan logrado proteger a los civiles en el pasado que debamos abandonar el principio de los poderes de amortiguación de la ONU. De hecho, los miembros de la ONU se han comprometido a ello. En la Cumbre Mundial de 2005, adoptaron por unanimidad el principio de que los Estados «tienen la responsabilidad de proteger a las personas de crímenes graves, del genocidio, de los crímenes contra la humanidad, de los crímenes de guerra y de la limpieza étnica», cometidos por cualquiera.



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