Stellantis se ha convertido en la última empresa en detener sus operaciones en Rusia, ya que el fabricante de automóviles y camiones suspendió el trabajo en una planta al sur de Moscú, donde fabrica furgonetas y monovolúmenes bajo marcas como Fiat y Opel.
La compañía, que se formó el año pasado a través de la fusión del propietario de Peugeot, PSA, y Fiat Chrysler, dijo el martes que “el rápido aumento diario de las sanciones cruzadas y las dificultades logísticas” impulsaron la medida.
Antes de que Rusia invadiera Ucrania, Carlos Tavares, director ejecutivo de Stellantis, minimizó el impacto esperado de una guerra en las operaciones de la empresa. Tavares dijo entonces, cuando el grupo dio a conocer sus ganancias anuales, que la fábrica rusa de la compañía en Kaluga actuó como un «complemento» de las operaciones en otros lugares y produjo 10.000 de los 1,2 millones de vehículos comerciales ligeros que producía anualmente en todo el mundo.
Stellantis dijo el martes que había suspendido sus operaciones de fabricación en Kaluga “para garantizar el pleno cumplimiento de todas las sanciones cruzadas” y para proteger a sus empleados.
La empresa agregó que condenaba la violencia y apoyaba “todas las acciones capaces de restaurar la paz”.
Varias empresas internacionales han suspendido sus operaciones en Rusia a medida que se intensifica la guerra en Ucrania. Muchos han culpado a los desafíos logísticos de operar bajo sanciones.