Algo poco a poco se rompió con el entrenador después de que Jacobs se convirtió en un personaje invertido en nuevos roles. Ahora, a 10 meses de París, el velocista mira a Airale. La alternativa es emigrar a EE.UU.
La separación de Paolo Camossi, para quienes siguen de cerca a Marcell Jacobs, no es una sorpresa. Asimismo, es fácil comprender lo doloroso que resulta para ambos. Hubo, hay y probablemente siempre habrá una relación entre ambos, incluso personal, que va más allá de la relación deportista-entrenador. Paolo, en septiembre de 2015, recibió a Marcell en Gorizia, en su equipo de saltadores de longitud, cuando el chico de 20 años, a pesar de tener un talento excelente, era uno más del grupo. Lo tomó de la mano, lo llevó más allá del deporte, actuó como su hermano mayor, casi reemplazando al padre que, de hecho, nunca tuvo. Para él, tomó decisiones radicales, como la de otoño de 2018, de trasladarse a Roma. Hasta llevarlo al título olímpico de 100 metros, la máxima, y convertirlo, hace un año, en padrino de boda.
Sin embargo, algo en esa relación se ha resquebrajado lentamente. Después de tocar el diapasón con el doble oro de Tokio, el personaje de Jacobs recibió nuevos roles. Difícil de interpretar. Inevitablemente, a su alrededor surgieron intereses de todo tipo, incluidos los económicos, y aparecieron nuevas figuras. Algunos siguen en plantilla, otros desaparecieron. El entrenador, acostumbrado a asumir responsabilidades de 360°, poco a poco se vio confinado al terreno de juego. A esto se suman las dificultades de dos temporadas complicadas por las lesiones, siendo la segunda en particular, la que acaba de concluir, carente de resultados más allá de la plata en los 60 metros en Euroindoor y el campeonato del mundo en 4×100. Camossi, en comparación con el pasado, parecía cada vez más “aislado”. Hasta el viaje a Xiamen, China, a principios de mes. Allí, gracias al largo recorrido y a la frustración de otro resultado por debajo de lo esperado, ciertas tensiones surgieron con fuerza. Y la gota que colmó el vaso. Cuando Marcell compitió en Zagreb el fin de semana siguiente sin Paolo, la señal fue clara.
¿Y ahora? Faltan poco más de 10 meses para los 100 de los Juegos de París. Sólo Carl Lewis y Usain Bolt, en la historia de los cinco círculos, se han confirmado como campeones de la especialidad. Los azules serán llamados, de todos modos, a una tarea muy difícil. Especialmente partiendo de una situación técnica por aclarar. Dejará Roma. Y no volverá a Desenzano, donde creció, el lugar que más le parece “en casa” y donde puso en marcha el proyecto de la Academia que lleva su nombre. No muy lejos, sin embargo, en Padua, la ciudad de su Fiamme Oro, tiene su base Marco Airale, un entrenador que sigue a varios velocistas británicos de primer nivel, desde Reece Prescod hasta Daryll Neita. Allí Marcell, además de tener un grupo con el que compartir determinadas sesiones, tendría a su disposición instalaciones y asistencia de la Policía. También hay, repartidos por toda Italia, muchos técnicos individuales, incluso los de sus compañeros de relevo: pero ninguno de ellos sería adecuado para él. La posibilidad de emigrar permanece. Quizás en Estados Unidos, quizás en Florida donde, divididos en diferentes “equipos”, trabajan la mayoría de los rivales más acreditados. Sea como sea, no hay tiempo que perder.
19 de septiembre de 2023 (modificado el 19 de septiembre de 2023 | 00:27)
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