Mañana se inaugurará una nueva escuela en el llamado barrio difícil, Sint-Jans-Molenbeek. Un colegio católico, de los jesuitas. Sin señales de la cruz en las paredes, pero con valores cristianos. “Muchos de nuestros estudiantes serán musulmanes, pero no somos misioneros que quieran ganar almas aquí”, dice la directora Corine Versteylen (50). ¿Cómo lo maneja entonces?
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