Desde el 8 de julio, el niño francés Émile (2,5 años) desapareció sin dejar rastro. Sus padres, profundamente religiosos, temen lo peor, pero también albergan esperanzas. ¿El niño fue secuestrado? ¿Se cayó el pequeño Émile camino a su parque favorito? ¿Fue víctima de un accidente de tráfico? Los detectives mantienen la boca cerrada, pero una pista es más probable que la otra. “Tal vez sea reconfortante para algunos pensar que esto sucedió en una iglesia maldita”.
Lucas Beernaert
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