Las principales medidas de apoyo salarial introducidas en 2023 costaron al Estado 10.400 millones, también para proteger el poder adquisitivo de los trabajadores, en un contexto de carrera de precios. Aunque la inflación se ha estado desacelerando en los últimos meses, los datos provisionales del Istat de julio todavía muestran un aumento del 6% anual.
La ayuda más importante introducida para los trabajadores (se refiere a un público de 14 millones de empleados) consiste en reforzar el recorte de la llamada cuña fiscal, ya introducida para 2022 por el gobierno Draghi, que en realidad es un recorte de las cotizaciones a la seguridad social pagadas por del trabajador (que representa aproximadamente el 9% de la renta imponible). La tarifa se descuenta en siete puntos porcentuales para los trabajadores con un salario bruto de hasta 25.000 euros y en seis puntos porcentuales para los que ganan hasta 35.000 euros brutos. El gobierno parece dispuesto a mantener el recorte también en 2024. En su medida ampliada, vigente de julio a diciembre de este año, la reducción de la cuña cuesta 9,8 mil millones. La prórroga en la versión “ligera” (tres puntos de descuento para salarios de hasta 25 mil euros y dos puntos para los de hasta 35 mil euros), tal como estuvo vigente de enero a junio de este año, costaría la totalidad de 2024, en lugar de 3.500 millones al año.
La ampliación hasta los 3.000 euros del umbral no imponible de impuestos y cotizaciones sociales asciende a 332,2 millones beneficios complementarios, es decir, los bienes y servicios que el empresario puede ceder a sus empleados o colaboradores (como el coche de empresa para uso mixto, vales de compra, préstamos subvencionados). La “robusta” exención se aplica este año sólo a los trabajadores con hijos a cargo (para el resto de trabajadores el umbral no imponible se mantiene en 258,23 euros) y se extiende, de nuevo sólo a los padres, a las sumas y devoluciones aprobadas por el empresario en concepto de pagos de agua, gas y facturas de electricidad. La intención del Gobierno sería seguir facilitando esta medida de bienestar empresarial, eliminando la distinción entre padres y no padres, y fijando el umbral no imponible en mil euros (véase Il Sole 24 Ore, de 24 de agosto).
Otra medida para reducir la carga fiscal que el Gobierno quiere ampliar o reforzar es la tributación preferencial del 5% de los bonos de productividad, es decir, los importes variables que pueden reconocerse a los trabajadores asalariados, establecidos por acuerdos empresariales o territoriales, y vinculados a objetivos de incrementar la productividad, rentabilidad, calidad, eficiencia e innovación de la empresa. La tributación preferente (10% en régimen, 5% para este año) se aplica para primas de hasta 3.000 euros anuales, a quienes tuvieron unos ingresos por cuenta ajena de hasta 80.000 euros en el año anterior. La tributación ligera de las bonificaciones de productividad tiene un coste estimado de 222 millones de euros para este año. Los trabajadores implicados son 2,1 millones.
Luego hay dos ayudas menores que conciernen a los trabajadores del turismo, también para fomentar la contratación en el sector. Uno de ellos es la tributación facilitada del 5% de las propinas pagadas por los clientes, incluso con instrumentos de pago electrónico, dentro del límite del 25% de los ingresos laborales del empleado, introducida íntegramente por la Ley de Presupuesto 2023.