Las empresas chinas adquirieron equipos por valor de 5 mil millones de dólares para fabricar semiconductores en junio y julio de 2023, según datos de aduanas. Una suma mucho más allá del…
Las empresas chinas adquirieron equipos por valor de 5 mil millones de dólares para fabricar semiconductores en junio y julio de 2023, según datos de aduanas. Una suma muy superior a las estadísticas habituales, gastada en un momento muy particular.
Para tirar dinero
Con 2.300 millones de dólares gastados en maquinaria de fabricación de semiconductores, junio estableció un récord de importaciones para China. Récord batido en julio, esta vez con 2,69 mil millones absorbidos. Esto es un 70% más que en mayo, un mes ciertamente tranquilo.
Si bien la tendencia de adquisición de equipos en China ha ido en aumento durante varios años, junio y julio representan un pico sin precedentes. Su apariencia no es insignificante. Bajo la influencia de Estados Unidos, Países Bajos y Japón revelaron, a principios de 2023, que impondrían restricciones a las exportaciones a China de sus fabricantes, líderes mundiales del sector. En Japón, estas medidas entraron en vigor el 23 de julio, en Holanda la fecha está fijada para el 1 de septiembre.
Las cifras de la aduana china corresponderían efectivamente a la entrega de las famosas herramientas, las máquinas litográficas, de la ASML holandesa, según el Tiempos financieros. En su último informe trimestral, la empresa registró un aumento del 30% en las exportaciones a China. Los datos muestran que Japón, cuyos campeones son Nikon y Canon, no se queda atrás.
La Administración General de Aduanas de la República Popular China no considera envíos de repuestos ni materias primas. Tampoco especifica cuáles son estas máquinas. Los Países Bajos ya han prohibido desde 2019 la venta de máquinas de litografía ultravioleta extrema (EUV), tecnología de punta, de la que ASML ostenta el monopolio. Las nuevas reglas impondrían licencias de exportación para líneas de equipos menos avanzados.
Semiconductores: una debilidad china
China intenta deshacerse de esta debilidad identificada y explotada por el rival estadounidense: el país importa más semiconductores que petróleo. Desde 2014, a través, entre otras cosas, de la creación del “Gran Fondo”, Beijing ha estado invirtiendo masivamente para deshacerse de esta dependencia. Sin éxito hasta el momento.
Privado desde octubre de componentes estadounidenses avanzados y privado de EUV holandeses para producirlos, el Reino Medio está recurriendo a tecnologías más maduras. No son los más interesantes en cuanto a valores, pero representan la mayoría de chips que necesita el mercado. Se utilizan ampliamente en el sector automovilístico, aeroespacial, en las energías renovables, en la industria automatizada… Tantos sectores en los que Pekín tiene grandes ambiciones.
A falta de empresas capaces de construir las máquinas necesarias, aunque se hagan esfuerzos en este sentido, el país sigue dependiendo de los Países Bajos y Japón. El golpe puede ser duro.